Inti Raymi 2017: El renacer de los olvidados.

Londres, 20 de Junio 2017:

Los últimos rayos del Inti llegan atravesando los cerros, las peladas ramas de los shinkis, algarrobos, acariciando las plumas de los jotes y qentis. Ellos juegan mientras observan y cuidan a los visitantes que, de a uno y en grupo, van acercándose, formando una enorme ronda que dará inicio a la Celebración, con una abundante Corpachada para ofrendar y retribuir a Pachamama por el ciclo que está cerrando. Años atrás siendo tan solo un puñado, hoy los que se acercaban eran cientos: niños y maestras de las escuelas, Amawtas de las Comunidades de Morteritos, Andalgalá, Laguna Blanca, Pozo de Piedra, Piedra Larga, Cóndor Wasi, Las Vallas, El Tolar, vecinos del pueblo de Londres, Sariris de cada rincón del país, la familia Morales -guardianes del lugar. A todos nos había convocado el Shinkal de Quimivil para la Ceremonia del Inty Raymi, sostenida por los miembros del Comunitario Otorongo Wasi.  Una vez que todos y cada uno de los invitados alimentaron a la boca de la Pachamama con sus manos, con sus pedidos, con sus agradecimientos, entre las vidalas y bagualas inmortales, entre el humo sagrado del sahumo, allí entonces la noche cayó, entera, amainada, con la tranquilidad de quien sabe que será la noche más larga del año. Una puerta, un puente entre el ciclo que quedaba detrás y el que vendría a hacerse paso. Serían entonces los chakarunas, quienes dan su vida para ser puentes entre los ciclos, los que encenderían el fuego sagrado, el Tata Nina, reflejo humano del Inti, que nos abrigaría toda la noche. Tras el paso del viento Zonda, las primeras heladas se comenzaban a sentir.

¿Podríamos realizar una crónica, un relato de lo ocurrido durante la noche? ¿Es posible acaso describir con palabras los sentimientos de los que velaron frente al fuego? Probablemente no. Probablemente de eso se trate. Hay un “algo más”: es el Camino que cada uno tiene que recorrer y vivenciar para poder saber de qué se trata un Inti Raymi en este centro Ceremonial ubicado en el Ceque principal del Qhapaq Ñan, en el Qollasuyu. Aquí, cada paso que damos es un paso sagrado, en Ayni entre nosotros, con cada piedra, arbusto, Chaska y Wayra. Podemos decir, sí, que los miembros del Ayllu Pakasqa se hicieron presentes, que el Linaje Secreto, está más vivo que nunca, esperando seguir brotando como muju en el sonqo, para el verdadero despertar, manifestándose en Kawsay floreciente de brillo .

¿Fue una noche más? Aunque muchos no lo sepan, no lo fue. Fue una noche especial. Se ha cumplido el primer ciclo de 13 años consecutivos del Comunitario Otorongo Wasi celebrando en el lugar, luego de que un grupo de Ancianos de diferentes etnías despertara la Wak’a. Estamos, entonces, frente al comienzo de un nuevo ciclo de 13 años más que seguramente nos depararán nuevas sorpresas. Lo que nos lleva a preguntarnos una vez más: ¿Cuál es el Inti Raymi que queremos? Luego de la declaración como Monumento Histórico Nacional y su Puesta en Valor del 2015, y de la declaración del Qhapaq Ñam como Patrimonio de la Humanidad, es de esperarse un mayor movimiento energético en nuestro amado sitio, como así también el encuentro de intereses opuestos tanto políticos, como económicos, turísticos o culturales. Entendemos que, luego de las experiencias de lo ocurrido en Machu Picchu, Tiawanaku, y también en nuestras latitudes, donde se ha transformado en una puesta en escena artística enfocada al turismo, es nuestra tarea mantener la celebración del Inti Raymi como lo que es: una Ceremonia Sagrada en el corazón de una Wak’a totalmente VIVA, nuestra Vilcabamba, que late, respira, y, según muchos cuentan, hasta CAMINA. Debemos entonces Caminar el lugar, recordando en ACTO, los saberes de nuestros ancestros, afianzando la larga cadena de anónimos, para lograr así el Despertar de los Olvidados.

Sonkoymanta!

Mauro Oris y Maximiliano Dymant

Comunitario Otorongo Wasi