Albert Hofmann, el Padre del LSD muere a los 102 años

Albert Hofmann en 1996 (foto de European Pressphoto Agency)(trad. de Omar Merodio, basada en art. de Craig Smith – New York Times)

Albert Hofmann, el químico suizo creador del LSD (la sustancia psicotrópica más potente conocida a la fecha) falleció el pasado Martes en su hogar a los 102 años de edad, a causa de un ataque cardíaco según Rick Doblin, fundador y presidente de la Asociación Multidisciplinaria para los Estudios Psicodélicos de California.

El Dr. Hofmann sintetizó por primera vez el LSD (dietilamida de ácido lisérgico) en 1938 pero no fue sino hasta hasta cinco años más tarde que descubrió accidentalmente sus efectos psicofarmacológicos, cuando ingirió accidentalmente la sustancia.

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Posteriormente tomó “ácido” (tal como fue conocida esta sustancia en la contracultura de los años 60) centenares de veces, y la consideró como una droga psicotrópica de gran alcance y potencialmente peligrosa que exigía respecto. Más importante para él que el placer de la experiencia psicodélica era el valor de la droga como ayuda revelatoria para contemplar y entender lo que él entendió como la Unidad (o Unicidad) de la humanidad con la naturaleza. Esa percepción de la Unicidad, que llegó al Dr. Hofmann casi como epifanía religiosa durante su niñez, dirigió gran parte de su vida personal y profesional.

El Dr. Hofmann nació en Baden, una ciudad balnearia de la Suiza norteña, el 11 de enero de 1906, el mayor de cuatro hermanos. Su padre era fabricante de herramientas en una fábrica local, y la familia vivió en un apartamento alquilado. Pero el Dr. Hofmann pasó la mayor parte de su niñez al aire libre.

Él vagaría por las colinas cercanas a su ciudad y el jugaría en las ruinas de un castillo de Hapsburg, Stein. “Era un paraíso verdadero aquí allí,” dijo en una entrevista en 2006. “No teníamos dinero, pero tuve una infancia maravillosa.”

Fue mientras deambulaba por esos lugares que tuvo su epifanía.
“Sucedió en una mañana de mayo -he olvidado el año- pero puedo todavía señalar al punto exacto donde ocurrió, en un camino del bosque en Martinsberg sobre Baden” escribió en su libro “LSD: Mi hijo problemático. “Mientras daba un paseo a través de los bosques recientemente florecidos, repletos de cantos de pájaros y encendidos por la luz del sol de la mañana, de pronto todo se llenó de una luz clara poco común.

“Brilló con el más bello resplandor, hablando al corazón, como si quisiera abarcarme en su majestuosidad. Me llenó de una indescriptible sensación de la alegría, de unicidad y de una dichosa seguridad.”

Aunque su padre era católico y su madre protestante, el Dr. Hofmann, a una edad temprana sintió que la religión organizada había errado el camino. Su decisión de estudiar química en la universidad de Zurich, dijo, fue debida a que quería explorar el mundo natural en el nivel donde la energía y los elementos combinan para crear vida. Allí obtuvo su Ph.D. en 1929 cuando tenía apenas 23 años. Entonces tomó un trabajo en los laboratorios de Sandoz en Basilea, atraído por un programa que buscaba sintetizar compuestos farmacológicos de plantas medicinalmente importantes.

Fue mientras trabajaba con el hongo del cornezuelo de centeno, que tropezó en el LSD, ingiriendo accidentalmente vestigios del compuesto, un viernes de abril de 1943. Pronto experimentó un estado alterado de consciencia similar a que había experimentado cuando era niño.

El siguiente lunes, deliberadamente ingirió una dosis del LSD y condujo su bicicleta hasta su hogar mientras era abrumado por los efectos de la sustancia. Ese día, 19 de abril, más adelante fue recordado por los entusiastas del LSD como el “día de la bicicleta”. Incluso se dice que la clásica escena de la película ET, donde el niño toma vuelo mientras conduce su bicicleta (llevándolo a ET) es una referencia a la citada experiencia.

El trabajo del Dr. Hofmann produjo otras drogas importantes, incluyendo la metilergonovina, usada para tratar hemorragias de postparto, la principal causa de muerte en partos. Pero fue el LSD el que moldeó tanto su carrera como su búsqueda espiritual.

“A través de mi experiencia con LSD y de mi nueva visión de la realidad, tomé consciencia de la maravilla de la creación, de la magnificencia de la naturaleza, y del reino de los animales y las plantas,” dijo el Dr. Hofmann al psiquiatra Stan Grof que lo entrevistó en 1984. “Me volví muy sensitivo sobre lo que iba a suceder con todo esto y con todos nosotros.”

El Dr. Hofmann se convirtió en un abogado apasionado del medio ambiente y sostuvo que el LSD, además de ser una herramienta valiosa para la psiquiatría, se podría utilizar para despertar un nivel de consciencia más profundo del lugar de la humanidad en naturaleza y ayudar a cambiar la tendencia de la sociedad a la degradación del mundo natural que, en última instancia, implicaba la auto-destrucción.

Pero también le molestó el uso imprudente del LSD como droga recreativa, sosteniendo que debe ser tratada de la manera en que los pueblos originarios tratan a sus Plantas Sagradas psicoactivas, que se ingieren con cuidado, en un contexto adecuado y con una intención espiritual.

Tras su descubrimiento de las características del LSD, el Dr. Hofmann pasó años investigando a las Plantas Sagradas, o Plantas Maestro. Junto a su amigo R. Gordon Wasson, participó en diferentes ritos con Chamanes Mazatecos en México meridional. Más tarde logró con éxito sintetizar los principios activos de la seta mexicana del hongo Psilocybe, que nombró psilocibina y psilocina. También aisló el compuesto activo en las semillas de la ipoméa tricolor (“morning glory”) que los Mazatecas también utilizaron como sustancia psicotrópica y encontró que su estructura química estaba emparentada con la del LSD.

Durante la era psicodélica, el Dr. Hofmann hizo amistades con grandes personalidades como Timothy Leary, Allen Ginsberg y Aldous Huxley, quien cercano a su muerte en 1963, pidió a su esposa una inyección de LSD para ayudarlo con su doloroso sufrimiento final causado por cáncer de garganta.

Independientemente de su relación con los compuestos psicoactivos, el Dr. Hofmann continuó conservó su identidad de químico suizo y permaneció en Sandoz como jefe del departamento de investigación de medicinas naturales hasta su retiro en 1971. Escribió más de 100 artículos científicos y fue el autor o co-autor de un buen número de libros.

Él y su esposa Anita, que murió recientemente, criaron cuatro niños en Basilea. Uno de ellos murió de alcoholismo a los 53 años. Los demás le dieron varios nietos y bisnietos.

Aunque el Dr. Hofmann llamó al LSD “medicina para el alma”, en una entrevista del año 2006 comentó que sus esos días habían quedado atrás.

“Conozco el LSD, no necesito tomarlo más”, dijo, y agregó: “quizá cuando muera, como Aldous Huxley”.

Sin embargo, dijo que el LSD no había afectado su comprensión de la muerte. En la muerte, dijo, “vuelvo a donde vine, a donde estaba antes de nacer, eso es todo.”