El Museo de La Plata debe pedir perdón a las comunidades indígenas

Por Omar, tomado de Indymedia desde donde se puede escuchar también el reportaje completo.

XAVIER
KRISCAUTZKY, AUTOR DE DESMEMORIA DE LA ESPERANZA
“El
Museo de La Plata debe pedir perdón
a las comunidades indígenas”
DESTRATOS
DE AYER Y HOY.
El libro es un espejo del
pasado y del presente, afirma. (Foto:
Xavier Kriscautzsky)

El
fotógrafo
radicado
en la capital bonaerense cuenta su experiencia de trabajo adentro
de la institución académica. "Hay grupos de tareas en la Universidad
que desaparecen archivos", denuncia.
También
se refiere a su libro sobre los trabajadores del Ingenio La Esperanza
de la provincia de Jujuy, realizado con imágenes recuperadas de
una supuesta "expedición científica" de 1906 y con otras de su autoría,
tomadas un siglo después. La historia de quienes "no quieren volver
a aparecer nunca más en una foto donde fueran humillados".

Entrevista:
La Flecha (Radio Estación Sur, La Plata)

Xavier
Kriscautzky
cuenta que lo echaron del Museo de La Plata
por este material, y eso ya parece suficiente para tomarlo con atención.
Desmemoria de la Esperanza fue editado en el 2007 por el Ministerio
de Educación de la Nación
y, según explica, pone en cuestión a
"nuestros pro-hombres de la ciencia" como Perito Moreno, verdaderos
"intocables" en el universo académico. La publicación contó con una
tirada de 20.000 ejemplares, y fue distribuido en 18.000 bibliotecas
de todo el país. Su difusión se dio en el contexto de numerosos reclamos
sobre el Museo por la exhibición de restos humanos de indígenas "recolectados"
en el marco de la Campaña del Desierto, una suerte de trofeos
de guerra de una cultura, la occidental, que se impuso con violencia
sobre las culturas preexistentes

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[@more@]

-¿Cómo se genera la idea de hacer Desmemoria de la Esperanza?

Desmemoria de la Esperanza en realidad es un libro de recopilación
fotográfica que se hizo de los archivos del Museo de La Plata,
en un proyecto que en el año 2004 al 2006 lo financió la Secretaria
de Ciencia y Técnica
en función de rescatar el archivo histórico
fotográfico del Museo.

El Museo de La Plata, si bien yo alcancé a rescatar unas tres
mil placas de vidrio de un archivo totalmente abandonado en los subsuelos
del Museo, cuenta con un archivo que debe superar las diez mil placas
distribuidas en distintos laboratorios y cátedras. De ese archivo
en particular, el libro es de un grupo de fotografías, de unas trescientas
fotos, que llamó poderosamente mi atención porque se trataba de un
trabajo de antropometría -de 1906- de un antropólogo alemán, de Lehmann-Nitsche,
y fotografiado por otro alemán, entomólogo y fotógrafo del Museo,
que era Carlos Brunch.

El libro trata de esta recopilación, desde la mirada no científica
ni antropológica sino desde la mirada de un fotógrafo que al ver los
rostros de la humillación, los rostros de la explotación, los rostros
del destrato a las comunidades originarias que trabajaban en la zafra,
decido hacer el rescate y, a medida que iba mirando esas fotografías
-son unas placas muy grandes de vidrio de 18 por 24, el nivel de copia
llegó a ser muy bueno-, iba acumulando bronca, la bronca de ver que
no solamente se fotografiaba a personas sometidas sino que cien años
de historia, estábamos transitando el 2006, cien años de historia
no habían echo que nadie revisará esas fotografías publicadas en algunos
anales del Museo, desde un mirada absolutamente humana y no desde
la descriptiva. Entonces yo me pongo a hacer esa mirada como fotógrafo,
no como científico ni como investigador.

En el 2006 se cumplían cien años de aquella expedición y decidí ir
a Jujuy, al mismo lugar, al mismo ingenio, a ver si encontraba los
rastros del pasado. Para mí sorpresa más que los rastros encontré
los rostros del pasado. Estos grupos étnicos, por llamarlos así desde
la antropología, esta gente, conservaba los mismos rostros de aquellos
indígenas que habían sido sometidos cien años antes en la zafra. O
sea estas comunidades habían quedado allí. Y lo que hago yo es un
trabajo en espejo del pasado y el presente donde no solamente muestro
que esa gente está allí todavía sino que sigue sufriendo la exclusión
social que cien años no pudieron borrar y la discriminación que cien
años no pudieron borrar.

-¿Cómo fue esa realización en lo que es trabajar el archivo desde
una institución tan importante y tan cerrada, si se quiere, como lo
es el Museo Nacional de La Plata?

Es importante, en todas las personas, en cualquier cosa que hagan,
preservar la capacidad de indignación y tal vez con esa capacidad
de indignarse es que uno tiene una mirada un poquito más rebelde que
la mirada habitual de pensar que todo se justifica por el contexto
de una época o todo se puede justificar en el ‘contexto de’ y si siempre
pasó por qué no va a seguir pasando. Entonces mi indignación más fuerte
fue cuando descubro ese material en el Museo y lo planteó a las autoridades
como un material fantástico para generar el debate. Las autoridades
del Museo me dicen "Ese tema no se toca; ese tema no se discute. El
Museo ya está siendo cuestionado por exhibir los restos de comunidades
que hoy están vivas, por haber profanado cementerios de quienes todavía
creen en las mismas cosas. Y no, eso no se puede mostrar". Como esas
cosas se dicen pero no se escriben, yo decidí mostrarlo de todos modos.
Claro que también, así como en la sociedad hay grupos de tareas instalados
que son capaces de hacer desaparecer a (Julio) López, porque
es testigo de la perversidad de la dictadura, en la Universidad también
hay grupos de tareas instalados que ocultan información ya no haciendo
desaparecer compañeros como pasó en el año 76 pero sí haciendo desaparecer
archivos. La respuesta de las autoridades del Museo fue quitarme el
archivo para que no pueda trabajar. Por supuesto que la justificación
legal es que era para llevarlo a un mejor lugar en condiciones de
temperatura y de humedad. En definitiva me echaron del Museo por mostrar
ese material.

El material en realidad lo que está cuestionando es a nuestros pro-hombres
de la ciencia. Hay quienes aparentemente son intocables, como lo puede
ser Perito Moreno, como el mismo Lehmann-Nitsche, que
yo estoy describiendo a través de su trabajo y de sus dichos, no estoy
inventando nada que yo diga "creo yo que él haya pensado", lo pensó
y lo escribió y es parte de este trabajo.

En definitiva me echaron del Museo de La Plata en el 2006.
En ese año yo saqué esta muestra y la expuse en la Biblioteca Nacional.
Por allí pasó, en unas Jornadas de Identidad y de la Memoria,
(Daniel) Filmus, que era ministro, y me dijo "este material
merece ser conocido y visto". Yo a él no lo conocía, tampoco conocía
si las intenciones eran reales o eran parte de un discurso, pero me
propuso un libro y el libro fue lo que fue publicado un año después.

-¿Qué repercusión tuvo a partir de que se publica el libro, desde
la comunidad académica o científica del Museo?

El Museo simplemente lo ignora, las autoridades del Museo, no estoy
hablando de todos. Está mal dar nombres porque dicen que esas cosas
no se hacen pero la Dra. Silvia Ametrano, directora del Museo,
y la Dra. Irina Podgorny, encargada del archivo del Museo,
fueron las que a rajatabla defendieron esta situación de ocultar las
cosas que guarda este archivo, que es muy valioso en el Museo, y que
sería muy interesante algún día que las autoridades del Museo pidieran
disculpas a las comunidades por las atrocidades que se han cometido.

-Yo tuve la oportunidad de entrevistar a la directora del Museo
y era eso de defender la figura de los científicos y no había una
posición clara con respecto a qué hacer con eso. Y desde un sector
de la comunidad de investigadores hay también una oposición a que
el Museo revise su historia, cómo fue la constitución del Museo.

En realidad es considerar que todo lo que en el Museo está es parte
de los trofeos de guerra de una cultura que ha sometido a la otra
y por lo tanto esa cultura puede seguir describiendo sobre los materiales
de cultura que para esta línea de pensamiento único globalizado, consideran
que aquí es parte de un pasado, como otra parte de la sociedad también
quiere ocultar el pasado reciente. Pero el pasado reciente existió
porque existió un pasado lejano que permitió este marco de impunidad.

Esta forma de pensamiento -aunque ahora vergonzoso y por eso oculto-
está totalmente realizado desde este grupo de pequeños poderes o de
islas de poder dentro de la Universidad.

Tengo un amigo que dice que el Museo al tener las paredes tan anchas
y al ser redondo los genes del Perito Moreno han quedado dando vueltas
y a los que están mucho tiempo ahí se les pega y elabora una teoría
vinculada a la deriva génica que es muy interesante al respecto.

-Hubo una propuesta de que el libro sea distribuido en las escuelas
dentro de lo que fue la Campaña Nacional de Lectura. Me gustaría que
cuentes esta experiencia teniendo en cuenta también el desafío que
hay en cuanto a la educación de profundizar y de trabajar la línea
de los pueblos originarios desde otra óptica, no desde la que se trabaja
generalmente.

El libro ha sido muy ampliamente distribuido en el norte y el noroeste
argentino. Se editaron casi veinte mil ejemplares y estos están siendo
distribuidos. Tanto es así que desde muchas comunidades me están llegando
mails pidiéndome libros. Los libros están dirigidos a las escuelas
secundarias y ocurre que no hay muchos disponibles. Entonces es también
un pedido de disculpas porque no está en mí la solución de poder enviar
un libro y les doy la dirección del Plan Nacional de Lectura donde
se puede pedir, pero creo que están siendo muy mezquinos porque fue
pensado para dieciocho mil bibliotecas escolares en todo el país y
eso prácticamente cubriría la edición completa de los libros editados.
Quedaron muy poquitos que me dieron a mí y otro poquito que quedan
como valor de cambio institucional, pero no hay tantos libros disponibles.
Veinte mil parece mucho pero no lo es.

-¿Cuál es el rol hoy de la fotografía, de las artes, de los realizadores
audiovisuales, de trabajar sobre estas áreas?

Yo quisiera no estereotipar en roles. Creo que es el rol de las personas
con sensibilidad, de las personas sensibles. Las personas sensibles
pueden hacerlo a través de la escritura, desde los lazos solidarios
que puedan establecer aquellos que tenemos una herramienta tan interesante
como la fotografía desde la fotografía, pero estamos en un momento
de la sociedad donde esos lazos sociales están muy deshechos, donde
esos lazos sociales están, como dicen algunos, en fotografía, que
aquellos que hacemos documentales hacemos fotografía demodé porque
no entra en el circuito de las galerías rentables o de los galeristas.
En definitiva son decisiones de las personas y no de las herramientas
que utilicen. Si uno es una persona sensible, comprometida, lo hará
desde la pintura, desde del texto, desde de la fotografía o desde
la locución, como hacen ustedes desde la radio, desde la transmisión
en el periodismo. Pero esto creo que no tiene que ver con la herramienta.
No existe el decir "Si sabés fotografía tenés el compromiso de". Si
sabés fotografía podés manifestarte en función de lo que vos pensás.
Y de hecho todos lo hacemos. El fotógrafo que hace modas es porque
en realidad ama el mundo del glamour y el vivir en él y es muy respetable
que lo haga y posiblemente su sensibilidad no vaya más allá de la
satisfacción de fotografiar a una hermosa modelo o hacer algún otro
tipo de fotografía. Pero esto es relativo absolutamente a la sensibilidad
de las personas.

-¿Cómo fue la experiencia de exponer las fotos del museo en el
Ingenio cien años después?

La decisión, y esto porque había la intención de hacer un documental
desde una realizadora española, fue llevar las imágenes rescatadas.
Las ampliamos en un tamaño bastante grande y armamos la idea de hacer
una muestra fotográfica invitando a las comunidades, fundamentalmente
a las ava-guaraní, mal llamados chaguancos, y a la comunidad kolla,
que es la que habitualmente trabaja en el ingenio.

El lugar que elegimos fue el Centro Recreativo La Esperanza,
que es un palacete, el cual lo habían hecho los ingleses para hacer
sus festejos, sus fiestas, sus reuniones, en las que jamás habría
entrado un indígena o un criollo. Eso está hoy en ruinas. Limpiamos
y entre los escombros hicimos la exposición.

Fue algo muy interesante porque la comunidad kolla dice que ellos
no pueden hacer una ceremonia a la Pachamama sino hay un motivo para
pedir algo, y el Arete Guazu, por parte de los guaraníes, tampoco
puede ser hecho si no es para agradecer algo. Por lo tanto no había
sentido de armar; ellos entendían que no podían hacer por pedido de
la documentalista española un ritual porque no creían que había que
hacer un ritual para las cámaras.

Pero, al ver la exposición montada, la comunidad kolla dijo que quería
hacer un ritual a la Pachamama para pedir que la exposición salga
bien, que ese material sea conocido por mucha más gente, que se publicara
o se realizara una película. Y la comunidad guaraní hizo para agradecer
la presencia de las fotos y su pasado, porque ellos del pasado rescataban
no solamente el respeto a sus padres y abuelos sino que también rescataban
algo que había sido muy importante para ellos y es que ellos para
el Pin-Pin, que es el baile que se realiza, se vestían de colores,
se arreglaban, muy festivos, y decían que ellos no querían volver
a aparecer nunca más en una foto donde fueran humillados. Sus fotos
iban a ser de ahora en más el producto del orgullo de ser guaraní.
Y por lo tanto hicieron un Pin-Pin, un Arete Guazu en
este caso, para agradecer la presencia de las fotos y el haberse reencontrado
con el pasado.

Desmemoria de la Esperanza from Xavier Kriscautzky on Vimeo.