Las Plantas Sagradas del Noroeste Argentino

Basado en información de www.oni.escuelas.edu.ar

El uso de plantas visionarias, especialmente el cebil, y de una serie de objetos rituales ricamente decorados asociados a estas prácticas, está arqueológicamente corroborada en el área andina y el noroeste argentino. Los hallazgos más antiguos como pipas de hueso, remontan su uso en el altiplano de la Puna Argentina hasta 3000 años antes del presente. Pero su uso debió ser constante a lo largo de la historia precolombina pues en las crónicas de la conquista se encuentran numerosas referencias al uso de esta planta. Sus formas de ingestión fueron variadas. El polvo obtenido de la molienda de las semillas que se encuentran en las vainas del cebil se fumaba en pipas, se inhalaba por las fosas nasales a través de tubos finos, o también se mezclaba en las bebidas rituales.

Pipas

Pipas

A juzgar por la cantidad de hallazgos arqueológicos de morteros y pipas de piedra en el Noroeste argentino, la forma de ingestión más común en nuestra región debió haber sido fumando el polvo, probablemente mezclado con tabaco.

elementos del "complejo de rapé"

Elementos del «complejo de rapé»

Sin embargo, en la región andina, especialmente el norte de Chile y Bolivia, se difundió notablemente lo que se ha denominado “complejo del rapé”. Esto es un conjunto de elementos -entre ellos tabletas, tubos y cucharas- generalmente de madera, que han aparecido mayoritariamente en conjuntos funerarios de San Pedro de Atacama, Chile, utilizados para la molienda de las semillas e inhalación del polvo psicoactivo.

La relación entre el arte rupestre de Ancasti y el uso de plantas sagradas no solamente se encuentra evidenciada por las semejanzas con la iconografía característica de los objetos asociados al “complejo del rapé”, sino por el particular emplazamiento geográfico de los sitios con pinturas, pues se encuentran en plena zona de bosques de cebil. Dentro de la dinámica cultural de las antiguas sociedades indígenas, que se basaba en la circulación social y económica a través de una variedad de zonas ecológicas, la región de la sierra de Ancasti aparece como un área distinguida, tanto por su posición de frontera en relación a las poblaciones de las zonas bajas, como por la abundancia con que en ella crece el árbol del cebil. En la zona, los cebiles forman tupidos bosques entre los 800 y los 400 m.s.n.m. aproximadamente, los cuales debieron ser en la antigüedad, la fuente natural de aprovisionamiento de las preciadas semillas, que luego circulaban no sólo por el noroeste argentino sino también hasta el norte de Chile y el sur de Bolivia.

A su vez, dentro del área se han elegido lugares muy especiales para realizar las pinturas. Se trata de oquedades dentro de grandes bloques graníticos y cuevas muy profundas, de difícil acceso y alejadas de las áreas ocupadas para uso doméstico. Esto los convierte en sitios claramente ceremoniales cargados de contenido sagrado.

Esperamos que el futuro de las investigaciones nos ayude a ampliar nuestro conocimiento sobre el uso de plantas sagradas en la región, y tal vez ésta sea una forma de develar también un poco más el complejo tema de la integración de rasgos culturales de diferentes orígenes.

SAN PEDRO: El Cacto de los Cuatro Vientos

Basado en aportes del Licenciado en Filosofía Luis Reyes

“Los cactos de cuatro costillas se consideran muy raros y venturosos, tienen propiedades especiales ya que se corresponden con los “cuatro vientos” y los “cuatro caminos”, poderes extraordinarios vinculados con los cuatro puntos cardinales”.

El San Pedro posee un símbolo en el curanderismo, ya que el San Pedro siempre está en armonía con “los poderes de los animales, de los seres o personajes fuertes, de los seres verdaderos, de los seres sobrenaturales.”

El cacto San Pedro (Trichocereus pachanoi) es sin duda una de las plantas mágicas más antiguas de América del Sur. La prueba más justa se remonta al año 1300 a.C., es una talla de piedra que se encuentra en un templo de la cultura Chavín, en el norte de Perú. Casi tan antiguos son los textiles que representan al cacto con figuras de colibrí y de jaguar. Algunas piezas de cerámica del NOA de los años 100 a 700 a.C. muestran la planta relacionada con el venado y otras, varios siglos después muestran al cacto y al jaguar con espirales estilizadas que ilustran las experiencias visionarias que la planta provoca.

Cuando los españoles llegaron el uso del San Pedro estaba muy extendido. Un escrito eclesiástico decía que los chamanes “tomaban una bebida llamada achuma, un agua que preparan con la savia de unos cactos delgados y lisos y “como es muy fuerte, después de tomarla pierden el juicio y quedan privados de los sentidos, tienen visiones en las que se les aparece el diablo”. Como sucedió con el peyote en México, la Iglesia católica luchó contra el cacto de San Pedro: “Esta es la planta con la que el diablo engaña a los indios, en su paganismo, la usan para sus mentiras y supersticiones (…) aquellos que la beben pierden la conciencia y quedan como muertos, incluso se ha vista que algunos mueren a causa del enfriamiento que produce en el cerebro. Transportados por la bebida, los indios sueñan en mil absurdos y los creen como si fuesen realidad”.

El uso actual del cacto de San Pedro en las regiones puneñas del NOA ha recibido una fuerte influencia cristiana que aparece incluso en el nombre de la planta que posiblemente se originó en la creencia cristiana de que San Pedro custodia las llaves del cielo. Sin embargo, el contexto global del ritual de orientación lunar que circunscribe su uso, indica que se forma de una verdadera amalgama de elementos cristianos y paganos.

Hoy en día, el San Pedro se emplea para curar enfermedades, incluyendo el alcoholismo y la locura, para adivinaciones, para hacer brujería amorosa, para combatir cualquier tipo de hechicería y para asegurar éxito en empresas personales. Es sólo una –pero la principal-entre muchas plantas “mágicas” conocidas usadas por los chamanes y que se recolectan en los Andes.

Los chamanes o brujos acuden cada año a estos lugares para purificarse y visitar a individuos muy especiales, expertos en brujería y “dueños” de plantas divinas capaces de despertar, con ayuda del San Pedro, poderes sobrenaturales del espíritu. Incluso los enfermos hacen un esfuerzo por hacer peregrinaciones hasta estos lugares remotos y sagrados. Se cree que el penitente pasará por una metamorfosis en estos sitios y que las plantas de esta región, en especial el San Pedro, poseen propiedades extraordinariamente poderosas para curar en enfermedades y provocar brujerías.

Los brujos distinguen cuatro “tipos” de cactos a partir del número de costillas que tiene, los más raros son aquellos que tiene cuatro, y se les considera como los más potentes; poseen poderes sobrenaturales muy especiales ya que las cuatro costillas representa los “cuatro vientos” y los “cuatro caminos”. El cacto se conoce como San Pedro en todo el Norte argentino, zona norte de los Andes, en Bolivia se la llama achuma, la palabra boliviana chumarse (emborracharse) deriva de achuma. Aguacolla y gigantón son sus nombres ecuatorianos.

Después de beber el San Pedro, otras hierbas medicinales, que frecuentemente sirven como ayuda, empiezan a hablarle al chamán, activando su propio “poder interior”. El San Pedro puede tomarse solo, pero con frecuencia se le agregan otras plantas hervidas por separado, entonces la bebida se llama cimora. Entre las plantas que se usan como aditivos están: el cacto andino (Neoraimodia macrostibas) una especie de la amarantácea y las campanillas. Todas estas plantas, con excepción del Iresine, tienen principios biodinámicos. Se dice que Iresine sirve para curar la “locura”. También es usual que se agregue Brugmansia (chamico) como potentes agentes visionarios.

El San Pedro se ha identificado correctamente hace poco tiempo. Antiguos estudios químicos y psiquiátricos lo reconocieron de manera errónea como Opuntia cilíndrica. Los estudios recientes señalan la gran importancia de los aditivos vegetales, una investigación que merece mayor atención. Hay ocasiones en que la magia requiere de otros aditivos, entonces, para asegurar la eficacia de la bebida, se utilizan huesos molidos y polvo de cementerio. Como declaró un observador: el San Pedro es “el catalizador que activa todo el complejo de fuerzas que trabajan en una sesión curativa, especialmente los poderes visionarios y oraculares del chamán, quien puede adueñarse de la identidad de otro hombre. La magia del San Pedro puede ir más allá de la curación y la adivinación, se cree que cuida las casas como un perro, mediante un chiflido aterrador obliga a los intrusos a salir horrorizados.

Un brujo describe los principales efectos de Trichocereus pachanoi “la droga primero produce somnolencia o un estado de sueño y una sensación de letargo, un ligero vértigo y después una gran visión, un esclarecimiento de todas las facultades”. Entonces sobrevienen una separación, una especie de fuerza visual, incluso de todos los sentidos aun del sexto sentido, la sensación telepática de proyectarse a través del tiempo y la materia, algo así como desplazar los propios pensamientos hace a una dimensión lejana”.

Durante el ritual, los participantes están “liberados de la materia” y se inician en un vuelo a través de las regiones cósmicas. Es muy posible que la siguiente descripción hecha por un oficial español en el siglo XVI, se refiera a chamanes que utilizaban el San Pedro: “Entre los indios había otra clase de magos, tolerados hasta cierto punto por los demás. Estos brujos toman la forma que quieren y recorren en el aire grandes distancias en poco tiempo; ven lo que está pasando, hablan con el diablo quien les contesta con ciertas piedras o con otros objetos que ellos veneran”. El vuelo estático y mágico es aún característico en la ceremonia contemporánea del San Pedro: “El San Pedro es un auxiliar que se usa para brindar docilidad y placer al espíritu. Uno se transporta en forma rápida y segura a través del tiempo, la materia y la distancia.

El chamán puede tomar el preparado, dárselo exclusivamente al paciente o bien tomarlo junto con él. El objetivo del chamán en su ritual curativo es hacer que su paciente “florezca” durante la ceremonia nocturna, hacer que su subconsciente se abra como una flor”, como el cactus que florece de noche. A veces, los pacientes permanecen en estado de contemplación y calma, otras veces empiezan a bailar e incluso se arrojan al suelo convulsivamente.

Como sucede con otros plantas visionarias, esta es una planta que los dioses dieron al hombre para ayudarle a experimentar el “éxtasis –liberación del alma” en una forma tenue, simple y casi instantánea.

El éxtasis es la preparación para el vuelo sagrado que permite al hombre ser el mediador entre su existencia mortal y las fuerzas sobrenaturales, el contacto se establece a través de esta planta divina.

OBSERVACIONES:

El cultivo de este cactus está muy difundido en los países andinos centrales, a menudo podemos verlo como barda entre un terreno y otro. Los indios reconocen varios “tipos” según el número de costillas que tienen (de 4 a 7). Las plantas de cuatro costillas son las de mayor poder mágico, las de siete, son las mas comunes. Sus flores brotan de noche y son muy fragantes. Sus areolas carecen de espinas.

En el NOA se encuentran otras especies del mismo género. Del San Pedro se ha aislado mezcalina.

LA QUÍMICA DEL SAN PEDRO

El alcaloide principal de Trichocereus es la mezcalina, responsable de los efectos visionarios. A partir de especimenes secos de San Pedro se ha extraído 8 % de mezcalina.

CEBIL

Árbol leguminoso, la semilla se seca al sol y se pulverizaba con un mortero, ese polvo se colocaba en pipas y se fumaba, a veces se mezclaba con cáscaras de caracol para mayor efecto.

Se lo considera anestésico, narcótico con propiedades psicotrópicas. Un narcótico preparado con zumo de cierta planta y que usaban los aborígenes para entrar en trance.

“Lo que en general es ignorado es la propiedad narcótica de estas especies que los indios aprovechaban para hacer sus kurupa, en todos los países donde hay Cebil. Esta propiedad puede ser aprovechada para otra cosa que obtener visiones, pues es del orden de las del opio, con cierta diferencia característica, que hace esperar una utilización especial.

Se conoce con este nombre al polvo (inhalado como rapé), obtenido de las semillas tostadas del árbol denominado Anadenanthera peregrina (L) Speg. Fue empleada por las culturas indígenas sudamericanas con fines visionarios, especialmente los hechiceros, conociéndose con los nombres populares de cabuba, yopo, parika, kurupa o simplemente piptadenia.

Estos alcaloides, principalmente la Di metil Triptamina, junto a la bufotenona, son los responsables de los cuadros visionarios observados en varias tribus. En nuestra zona las poblaciones indígenas, consumían en forma de rapé las semillas de la Piptadenia macrocarpa conocida popularmente como curupay, cebil colorado, etc, cuya concentración en principios activos es muy similar a la variedad anterior.

Los bosques de Cebiles se desarrollan en laderas de mayor pendiente y hasta aproximadamente los 1200 msnm, predominando los cebiles colorados y horco cebil: Cebil Colorado – Anadenanthera colubrina y Horco Cebil – Parapiptadenia excelsa.

AYAHUASCA

Con este nombre se conoce una bebida sagrada obtenida por cocimiento de los distintos componentes (en especial del tallo) de una liana sudamericana: Banisteropsis caapis. Entre otras denominaciones se la conoce como bejuco de oro, capi, natema, pindé y yagé . Este bejuco leñoso contiene tallos sarmentosos de unos 3 cm de diámetro, con entrenudos bastante distanciados. Las hojas, opuestas, enteras y pecioladas, miden entre 8-18 cm de largo por 4-8 cm de ancho. Son glabras por el haz y escasamente pilosas por el envés.

Las inflorescencias son terminales y axilares, cimoso-paniculadas, más cortas o iguales en longitud a las hojas, con el eje y las ramillas recubiertas de un tomento grisáceo. Las flores presentan pétalos rosados, miden unos 14 mm y se disponen en forma de umbelas. La ayahuasca fue muy popular entre las tribus del oeste del Amazonas, siendo identificada por primera vez por Richard Spruce en 1852. Existen narraciones de los misioneros jesuitas que hablaban de «una poción diabólica que se ingiere para la adivinación, y que roba los sentidos y, en ocasiones, la vida». El nombre procede de ayac = amargo y huasca = liana. Fue muy empleada en distintos países tales como, Venezuela, Colombia, Perú, Bolivia y Argentina .

Algunos indios, mastican los tallos en vez de beberla y fortifican sus efectos visionarios agregándole otras plantas, como por ejemplo el floripondio (Datura). O Psychotrya Viridis, Chacruna.

Para los indígenas la experiencia que tienen al consumir esta bebida, les supone un retorno al vientre materno y al origen de todas las cosas. Después de esta experiencia el iniciado reafirma sus creencias religiosas. Se emplea como sustancia alterativa de la conciencia, siendo las visiones que provoca de tipo visual (alteración de colores, con predominio del púrpura y azul), vértigos, pesadillas, sudoración, nerviosismo, aunque en ningún caso hay pérdida de conciencia. Al día siguiente pueden sobrevenir cuadros diarreicos.

En la preparación, los indígenas hierven 1 kg de esta especie en varios litros de agua durante casi una hora. Otros lo hacen en forma de maceración, machacando la corteza hasta conseguir una pulpa, mezclándola luego con agua fría.

Produce un estado de profunda alteración de los sentidos y percepciones erráticas.

Los indios, sus curanderos, utilizan la ayahuasca para tratar diversas enfermedades, también como anestésico para los ritos de iniciación.

No produce adicción.

DATURAS

Existen 18 especies diseminadas en el mundo, caracterizadas por la presencia de alcaloides tropánicos. La Datura metel es originaria de la India, siendo empleada por varias comunidades indígenas como visionario y para narcotizar a las mujeres o prisioneros antes de sacrificarlos. El mayor poder se encuentra en las semillas, las cuales al pulverizarse se agregan a bebidas. Muy empleada como ardid para robar por parte de ladrones o prostitutas. En México se conoce como toloache a varias especies del género Datura. El término proviene de toloa (dormirse) y che (sufijo que solía añadirse a los nombres de los dioses).

En Sudamérica se empleó durante mucho tiempo el chamico (Datura ferox), cuyo verdadero origen es asiático, siendo empleado sobretodo por las comunidades indígenas andinas, con fines anestésicos y visionarios.

Suele ser tóxico para el ganado.

CHAMICO (DATURA ESTRAMONIO)

Es una planta que se extiende en la zona del Noroeste argentino.

Toda ella es tóxica y tiene efecto alucinatorio, además de otras manifestaciones clínicas, pero en general se consumen las semillas por ser las más ricas en principio activo. Estas semillas son de forma arriñonada y de color marrón oscuro, a veces negruzco y tiene de 2 a 3 mm de longitud. Se encuentran en una cápsula espinosa de tamaño de una pelota de tenis. Los principios activos son alcaloides solanáceos, siendo el principal la hiosciamina y en concentraciones menores, la atropina y escopolamina.

Los efectos son anticolinérgicos: taquicardia, sequedad de la piel y mucosas, hipertensión arterial, hipertermia, midriasis y visión borrosa, rubicundez, confusión, irritabilidad, agitación, evitación psicomotríz, alucinaciones auditivas y visuales, estupor, coma, convulsiones y eventualmente muerte.

Además de las medidas generales de tratamiento puede ser necesario la administración cuidadosa de salicilato de fisostigmina en los casos graves (requiere monitoreo permanente).

FLORIPONDIO (BRUGMANSIA CANDIDA)

Es una planta utilizada en la ornamentación de viviendas y jardines, por sus flores blancas que pueden ser también empleadas con fines visionarios ya que en su composición interviene la noratropina, escopolomina y nicotina. La manifestaciones clínicas que producen se corresponde con la de la drogas anticolinérgicas, mencionadas.

La proximidad de la planta esta incrementada por la propia del alcohol, pudiéndose producir casos graves y aun fatales e ir asociadas a mayor riesgo de accidentes.

Los aborígenes la empleaban para tranquilizar a niños rebeldes también la mezclaban con chicha para adormecer a esclavas o esposas de guerreros prisioneras.