«Solo somos aprendices de un universo ilimitado»

(por Juan Acevedo Peinado, 3 de Agosto del 07)

Durante el mes de Julio pasado los integrantes de Otorongo Wasi tuvimos la inusitada posibilidad, regocijo y responsabilidad de trabajar en la visita a nuestro país, luego de 10 años, del Maestro Don Juan Flores Salazar, Ayahuaskero y Shiripiari Asháninka, oriundo de la alta selva Amazónica, y su esposa Doña Sandra Encalada Guerra.

Ambos fueron invitados por el agregado cultural de la embajada del Perú en el marco de la celebración del mes de Perú en nuestro país.

10 años atrás, trabajando en otra institución, en medio de mi trabajo diario me encontré con un hombre sencillo sentado solo en un gran salón. Durante esa tarde me senté en reiteradas oportunidades a charlar con él durante los espacios que se producían entre paciente y paciente que atendía.

Por la noche pregunté a mis colegas cuando llegaría el nombrado Don Juan Flores. Me respondieron que era ese hombre había estado sentado en el salón solo toda la tarde…!

En esa oportunidad sentí mucha curiosidad. Tenía muchas cosas para preguntar. Pero en el fondo se trataba de qué era "realmente lo que quería saber", y esa era una pregunta que debía realizarme primero a mí mismo.
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[@more@]Fui a alguna de sus charlas en el centro y quedé maravillado por la sencillez y lo pragmático de esta persona.

No participé de sus ceremonias, no era el momento.

Por aquel tiempo yo había trabajado hasta mi propio límite con la Mamaicuna Ayahuaska, en su aprendizaje entendí que hasta allí había llegado, que debía encaminar mis pasos hacia otra tarea, la de descubrir otra Maestra, trabajar con ella, y si las cosas estaban bien hechas, la Ayahuaska regresaría, pero de una forma diferente.

Los años pasaron y sistemáticamente el nombre y la presencia de Don Juan Flores se hacía presente en muchos tramos del camino.

Sea ya por otros aprendices suyos con quienes tuve el gusto de trabajar, o por allegados directos que se transformaron en sus aprendices y con el tiempo alumnos.

Tal es así que tomé directrices de trabajo, que aún sin saberlo tenían su origen más allá de mí.

En esos 10 años nació el actual comunitario y en los últimos años maduró lo suficiente para entender que lo que llamamos "paciencia activa" tiene un profundo impacto en nuestro quehacer de todos los días.

A principios de Julio ya sabíamos de la llegada de estos embajadores y planeábamos participar de alguna de las actividades que entendíamos iban a realizarse.

Al regreso del Inty Raymy, que fue muy fuerte para nosotros, por todo lo que nos enseñó y por el enorme sacrificio que demandó para poder realizarlo, sentimos que debíamos encaminarnos con ese fluir de los acontecimientos.

En esos días una revista semanal nos realizó una entrevista sobre el tema de la Medicina Tradicional y nos preguntó sobre Juan Flores, le aconsejamos visitarlo, que era una oportunidad única ya que era el referente natural para ese tema.

Una noche, Gerónimo Tejedor Arvigo, alumno de Don Juan, nos avisó que éste no tenía nada preparado para trabajar.

En principio no entendimos y nos cercioramos de que realmente así era: por algún motivo, Don Juan Flores y su esposa habían arribado al país confiando en la energía de sus Plantas para que guiasen respecto a dónde y con quién trabajarían.

De inmediato ofrecimos suspender nuestras actividades mensuales y nos abocarnos a trabajar duramente una larga noche en armar aunque fuese un par de actividades para el Maestro.

Hubiera sido un despropósito que alguien de su talla, no realizase su trabajo de curandero y Ayahuaskero.

Desde ese momento todo cobro un sentido para nosotros, por momentos irreal, como el de subirme a un colectivo para ir a cenar con una persona que, de otra manera, para encontrarla debía viajar a Perú, de allí a Pucallpa, de allí remontar el río Ucayali y con suerte dar con él.

Un sábado por la tarde fuimos a una de sus charlas en el centro cultural del Sur, donde Enrique Tosto, director de la Fundación Reunión y allegado a Don Juan Flores, ofrecía una charla junto al mismo.

En un momento Juan Flores anunció que cantaría un ikaro, que hablaba de su lugar, Mayantuyacu, cuando escuche la letanía del canto -que de hecho conocía y es el recuerdo presente de su persona en nuestro trabajo- supe dentro de mí que estaba pasando algo…

Luego de la charla, nos acercamos con la intención de saludar, cruzamos algunas palabras cordiales, sin esperar que recordara a esa persona que diez años atrás le había dirigido la palabra sin siquiera saber quien era.

En medio de sus sonrisas dijo una frase que me impacto… "Venimos a trabajar con ustedes, ia…".

Nos contó que había sido una decisión difícil, que había tardado 10 años en regresar.

Por un lado quería correr a preguntar cosas, como aquella vez, pero en estos diez años aprendí muy a costa mía que el verdadero aprendizaje pasa por lugares diferentes, que las cosas llegan cuando tienen que llegar, que es cuestión de entender y esperar.

La presencia de Sandra, su esposa, nos marco la llegada de alguien en familia, de un hombre que venía a trabajar y eso era lo primero que había que respetar.

Los acontecimientos se sucedieron y tuvimos el enorme agrado de charlar largo y tendido con ambos.

De esas charlas, (que en un tono entre gracioso y sorprendido nos decía Sandra que el Maestro estaba muy parlanchín, cosa rara en él) se desprendieron y se aprendieron muchas cosas, tantas que aún hoy continuamos trabajando en ello.

Por momentos nos ocurrió que ante cosas concretas cada uno había escuchado cosas diferentes, como si nos hubiese hablado a cada uno en particular en medio de algo general.

Nuestros sueños se plagaron de acontecimientos que aún nos duran.

Trabajar a su lado fue un regalo casi inmerecido… Otorongo Wasi rindió examen.

Por un lado en cuanto a nuestra logística de trabajo, por otro, en nuestra "calidad de trabajo".

Don Juan Flores fue increíblemente concreto a la hora de presentar públicamente a su "Alumno", cosa poco frecuente en él, el continuador del trabajo específico del Ayahuaska en nuestro medio, nuestro compañero de comunitario, Gerónimo Tejedor Arvigo.

Abiertamente se dirigió a él como la persona indicada para continuar su labor en su ausencia… "Trabajar con Gerónimo, es como trabajar conmigo…".

Hasta el momento ha quedado encargado de representar a Mayantuyacu y su labor en nuestro medio.

Y a través de Gero, Otorongo Wasi aportará lo suyo.

Me encantaría compartir con ustedes tantas cosas de estos días pasados, pero la mente se arremolina, dejando solo algunos puntos que me parecen claros.

De sus charlas tanto privadas como grupales se deja ver este tiempo, como un tiempo importante en el devenir de la Medicina Tradicional y su trabajo con las Plantas Maestro.

Que estas solo son herramientas en todo mucho mayor, el arduo trabajo de "despertar" y por ende, de ponerse en acción.

Ese todo mayor conjuga los saberes de la Medicina Tradicional y los de la medicina académica, trabajando juntos, validándose mutuamente, este es quizá una de las cosas que remarcó hasta el cansancio.

Que todos tenemos la capacidad de aprender, solo hace falta la "Intención sincera, de corazón" de hacerlo, que para ello es necesario primero Amarnos a nosotros mismos, respetarnos, y así encarar el trabajo con los demás.

Que las Plantas Maestro tienen un mensaje para TODO EL MUNDO, y eso depende del trabajo aunado de todos los que participamos de esta aventura.

Que en cada país existe un grupo maravilloso de Plantas Maestro y espíritus medicinales que debemos encontrar.

Que la Wachuma y el Ayahuaska no son "dos Plantas diferentes", cada una por su lado, sino que son dos espíritus similares que trabajan cada uno, a su manera, con la misma meta, que se complementan y conjugan en un trabajo mayor.

Que las mismas Plantas guiaron el camino de su trabajo en esta venida, que aunaron lo que había que aunar, que seguimos rindiendo examen.

Que somos aprendices, que el amor a las plantas, a todas ellas, es el camino en el cual podemos aprender, que para ello tenemos que morir un poco y así entablar nuestra relación con los espíritus, que estos son la esencia de lo vivo, no de la muerte.

Que hay un gran trabajo por delante, arduo, un comienzo.

Que la Medicina así con mayúsculas, la hacemos entre todos.

Para cada uno de los que participamos del trabajo con estos Embajadores, nos queda la difícil tarea de mejorar, pero a cada uno nos dejo un mensaje personal que debemos trabajar y deshilvanar hasta su regreso, que esperamos no sea dentro de otros 10 años. Pero si así ha de ser, no cambia un ápice, no significa que lo que nos trajo y lo que nos dejó, no siga trabajando. Entre sus risas a las que nos mal acostumbro durante su estadía nos decía… "es que io voy a seguir trabajando con ustedes, allí donde este voy a seguir trabajando, con cada uno".

Pronto publicaremos la larga entrevista que realizamos a ambos, ya que su esposa Sandra también nos dejó una enseñanza magistral, la de una mujer que lucha junto a su familia por mantener este legado VIVO.

Esta energía femenina es quizá el mayor descubrimiento, este sentido de familia, de sencillez.

Ese maravilloso mundo de los espíritus de la naturaleza sé manifestó a la llegada de Don Juan Flores y su esposa con un acontecimiento único, una gran nevada en muchos lugares del país, donde no es común, tan poco común como bajar de un colectivo en Flores para encontrarnos con la familia Flores!

Don Juan es un Maestro vivo, de carne y hueso, que esta llamado a trascendernos con su labor y su trabajo amoroso, que seguramente continuará en el tiempo más allá de nuestra permanencia en el mundo.

Para ellos vaya entonces todo nuestro sincero Amor y agradecimiento por estos días, pero al menos a nosotros nos ha quedado claro que estas palabras no son parte de un acto devocional, sino de un desafío para con nosotros mismos, de un acto de reconocimiento y aprendizaje.

Quizá estos días se repitan en la novedad del futuro, unas palabras 10 años atrás dieron como resultado este presente, pero es tanto lo por hacer que aunque no se repitan, el compromiso es exactamente el mismo, el inamovible acto de hacer "desde el corazón" (Sonkoymanta!)

El siempre lo dice… "soy solo un aprendiz de las Plantas".

Nosotros entendemos con claridad, que todos, cada uno, somos aprendices de un universo ilimitado.

Agradecimientos:

  • A la gente de la embajada Peruana que hizo posible la venida de Juan Flores Salazar y Sra.
  • A Enrique Tosto que desde la Fundación Reunión organizó la agenda cultural del Maestro permitiendo que su palabra llegue a muchas personas.
  • A Gerónimo Tejedor Arvigo por su persistencia en el aprendizaje y seguir limpiando humildemente los baldes cada mañana.
  • A Mariana Gonzalez Mertián por su incansable trabajo atendiendo a cada una de las personas que se dirigió telefónicamente a ella y por organizar nuestras agendas y contabilidad, por organizar los desayunos y sobre todo por pasar su examen.
  • A Omar Merodio Ordoñez por su increíble capacidad de trabajo, por su orden y por su inmejorable labor informática, armado de mensajes, recepción y respuesta casi inmediata de todos y cada uno de los que se dirigió a él, y por poner un intento inflexible y rendir su propio examen.
  • A Milagros Cazaboza y Pola Cazaboza por la hermosa cena al estilo Peruano que prepararon para agasajar a nuestros invitados.
  • A los amigos de Otorongo Wasi que asistieron a la cita.
  • A cada uno de los que participaron de las actividades organizadas por permitir que con su esfuerzo Mayantuyacu y Otorongo Wasi continúen con su labor.
  • A cada uno de los que respondió el mensaje de invitación interesados en las actividades del comunitario, ellos también de una u otra forma estuvieron presentes.
  • A Don Juan Flores Salazar, Sandra Encalada Guerra y Alexandra Salazar.